domingo, 29 de septiembre de 2013

Sólo por ti


El silencio de la noche era sólo roto por el sonido de los coyotes que rodeaban la colina en la que se encontraba el motel. El cartel de neón con las letras Motel brillaba intermitentemente en medio de la noche, señalando el único punto de descanso en muchos kilómetros a la redonda. 
Era un lugar tranquilo, lo suficientemente tranquilo para que nadie te molestara si querías proceder a hacer un trabajo fuera de la ley.

Ya pasaban dos horas de la hora a la que habían quedado, el cainita fumaba un cigarro tras otro, estaba demasiado nervioso. Deambulaba por todo el parking del lugar esperando que el hombre con el que había contactado apareciese. En su cintura notaba el cañón de la pistola y acariciaba con los dedos la culata para asegurarse de que todavía estaba allí.
Su ghoul llevaba varios días desaparecida y sus esfuerzos por encontrarla habían sido en vano, todas las pistas le habían llevado hasta esa zona pero no más allá.

El vampiro empezó a divagar por dónde estaría. Es cierto que a veces le resultaba molesta, pero se había acostumbrado a su pequeña molestia, a encontrársela por la noche nada mas levantarse, a mediar con el humor de la mortal, a rescatarla cuando estaba en peligro. Siempre que la rescataba ponía aquella cara, lo miraba con esos ojos grises profundos, esos ojos que parecían decirle que aquella chica se había metido en aquel problema para que su caballero de brillante armadura la cogiera entre sus brazos en medio de un tiroteo y la apretara con su pecho para protegerla. Porque, aunque ella no necesitaba que la protegieran, siempre parecía querer que Yashiff lo hiciera.

Al cainita le vinieron a la imagen recuerdos: el cuerpo cálido de Claudia, su olor tan característico, casi podía verla asomarse por la puerta del cuarto a decirle algo que no le importaba lo más mínimo y veía la cara que ella ponía cuando le decía que no le interesaba.
Casi podía tocarla…

Yashiff notó que algo se movía tras de sí, las sombras se juntaban en un amasijo dando forma a lo que parecía la silueta de un hombre. Maldición, se había dejado llevar demasiado.
-La cita era hace dos horas -intentó disimular el árabe.
-No eres la única persona que quiere mis servicios -la voz parecía provenir de cada sombra del lugar, proyectándose hacia donde el cainita se encontraba. Las sombras bailaban a su alrededor en una danza siniestra.
-Bien ¿tienes lo que quería? -Yasshiff se impacientaba, hacía mucho tiempo que no trataba con el sabbath, demasiado tiempo. La sombra, como respuesta sacó de entre las sombras un pequeño sobre amarillo.
-Aquí esta lo que buscas, pero sabes que esto no es gratis -dijo- A partir de ahora me deberás un gran favor y espero que sepas que tendrás que pagarlo algún día.

Yashiff casi gruñó. Odiaba deberle algo a alguien y más a esa sucia secta, pero eran los únicos que podían darle la información que buscaba.
-Sí, está claro -dijo el cainita.
-A quien buscas es al Restaurador, donde esté él, estará lo que buscas -explicó la sombra- debes tener buenos motivos para venir a suplicarme a mí, debe tener algo tuyo, algo muy importante. –Yashiff lo miró con un odio animal, como si lo hubiera herido en lo más profundo.
-Adiós-Yashiff se dio media vuelta y se marchó, no quería estar ni un minuto más del necesario en aquel lugar con esa persona. La mayoría de sombras se disiparon al momento pero Yashiff no se fijó, miraba el sobre con detenimiento, ahí era donde tenía que ir. Ahí estaba ella.

2 comentarios:

  1. Hola!

    Anda que vaya dos estáis hechos...
    Pues nada, que me ha encantado el corto, y que con tu permiso, lo voy a añadir también, porque él lo vale L'oreal!!
    Ay, Yasshiff, Yasshiff... qué momentos nos das...

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    1. Yo solo doy lo que el público me pide. Es libre de coger lo que quiera de aquí señorita. Esto es como una comuna hippie crea y comparte.

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